miércoles, 30 de septiembre de 2009

RESEÑA DE LOS PRINCIPIOS DEL RADICALISMO

primera parte  

1. Humanismo: Es una corriente filosófica, educativa y filológica europea, propugna que todo gira en torno al hombre, la fe en el hombre porque posee valores importantes que no conviene despreciar. Ya no se desprecia ni la fama en este mundo, ni el dinero, ni el goce de los sentidos. La razón humana adquiere valor, en un modo de pensar y de vivir vertebrado en torno a una idea principal: en el centro del Universo está el hombre, criatura privilegiada, digna sobre todas las cosas de la Tierra.  

2. Laicismo: En el ámbito político espera a construir una sociedad justa, progresista y fraternal, dotada de instituciones públicas imparciales, garantes de la dignidad de la persona y de los derechos humanos, asegurando a cada uno la libertad de pensamiento y de expresión, así como la igualdad de todos ante la ley, sin distinción de sexo, de origen, de cultura o de convicción y considerando que las opciones confesionales o no-confesionales corresponden exclusivamente a la esfera privada de las personas. La elaboración personal de una concepción de la vida que se funde sobre la base de la experiencia humana, con exclusión de toda referencia confesional, dogmática o sobre natural, lo que implica la adhesión a los valores del libre examen, la emancipación respecto a toda forma de condicionamiento y el imperativo de una ciudadanía completa y justa.  

3. Racionalismo: Un valor extremo a la razón entendida como la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. La oposición típica en la Edad Media entre razón y fe (Revelación) o entre filosofía y religión, es sustituida ahora por la contraposición entre las verdades racionales frente a los engaños o ilusiones de los sentidos. Razón se opone a sensibilidad, experiencia, conocimiento sensoperceptual, no a fe. La conciencia posee ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío, ni una "tabla rasa" como defendieron los empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las cuales se vértebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción, es decir, la evidencia.

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